EL PERRO COMO MOTIVADOR EN PROCESOS TERAPEUTICOS

Que son las Intervenciones asistidas con perros y como garantizar el bienestar animal en este tipo de prácticas. 

Mi nombre es Laura Moliner y ellas son Tuna, Fiona y Nyoqui. Juntas formamos el equipo de Vincles, y hoy os venimos a contar que es lo que hacemos y como lo llevamos a cabo. 

VINCLES es una entidad cuyo objetivo principal es promover una mejora en la calidad de vida de las personas a través de las intervenciones asistidas con perros, asegurando que esta interacción resulte positiva para los dos actores principales de la ecuación -la persona y el perro-.

¿Pero qué es eso de las Intervenciones asistidas con perros (IAP)?

Las IAP son un tipo de intervención complementaria donde se introduce uno o varios perros para poder alcanzar objetivos terapéuticos, sociales y/o educativos en las personas con las que trabajamos. Al igual que en otras intervenciones, se plantean unos objetivos a trabajar que son evaluados durante y al final del proceso. 

Entendemos que el perro es el elemento motivador que facilita la consecución de objetivos previamente establecidos con el equipo de profesionales. Su presencia genera un estado de tranquilidad y normalidad que permite trabajar de manera relajada y distendida lo que se desea alcanzar. Crear un vínculo emocional con el animal aumenta la motivación para participar en las actividades y sirve para reforzar la transmisión de conceptos, valores y actitudes.

Para lograr que todo esto se materialice y sea viable, es crucial que transformemos la percepción del perro como una mera herramienta en las Intervenciones Asistidas, y en su lugar, enfoquemos nuestra atención en el vínculo que se desarrolla con ellos. Nuestra herramienta como técnicos en IAP no es el perro, si no los vínculos y lazos que propiciamos que se generen entre las personas y el/los perro/s. No es simplemente la presencia del perro lo que desencadena acciones; más bien, las personas podrán abordar y trabajar en aspectos conflictivos una vez hayan establecido un vínculo con los perros, y viceversa.

Después de varios años dedicada a mi labor como técnica en intervenciones asistidas con perros, he acumulado una amplia experiencia en diversos entornos. Lamentablemente, debo admitir que, en ocasiones, y de manera inconsciente, he podido llegar a descuidar el bienestar íntegro de mis compañeras caninas debido a la falta de conocimiento y conciencia, ya que no había recibido la información necesaria. Este artículo surge de mi trayectoria en el campo de las IAP, con el propósito de abogar por una práctica más ética y responsable entre los profesionales del sector. Es importante reconocer que no todo está justificado en aras de alcanzar nuestros objetivos. No todo vale. 

Des de esa trayectoria y tras identificar algunas cuestiones que me generaban incomodidad, comencé a desarrollar mi propio enfoque de trabajo, el cual, afortunadamente, comparto con muchas de mis colegas. En este enfoque, destaco la importancia de que la intervención sea beneficiosa para ambas partes de manera mutua y bidireccional. Es fundamental reconocer que si las personas participantes disfrutan de la sesión pero esto causa malestar en los perros, no podemos considerarla terapéutica. Además de ser poco ético y respetuoso, esta situación compromete nuestro compromiso con el bienestar animal.

¿Qué mensaje crees que transmitimos a las personas que acompañamos al permitir esta dinámica? Si estamos trabajando en el desarrollo de habilidades como la toma de decisiones o el establecimiento de límites con un individuo o grupo, pero no permitimos que los perros se aparten de la interacción si lo necesitan, ¿qué estamos comunicando de manera implícita?

Cuando se trata de encontrar un equipo profesional para intervenciones asistidas con animales, es esencial mantener un ojo crítico sobre ciertos aspectos que podrían indicar prácticas poco éticas o inadecuadas. Estas "banderas rojas" pueden ayudarte a identificar cuándo un equipo no cumple con los estándares necesarios para el bienestar tanto de los animales como de los participantes.

¿A que cosas decimos que no?

Sería una señal de alerta que el equipo promociona las habilidades del animal como un espectáculo llamativo en lugar de destacar su función de apoyo en la intervención. El enfoque debe estar en el trabajo conjunto de profesionales y participantes, no en trucos impresionantes.

A su vez, si se presenta al animal como un terapeuta en sí mismo, debes cuestionarlo. Los animales no tienen habilidades curativas intrínsecas, y es la combinación de esfuerzos profesionales lo que facilita la consecución de objetivos.

Trabajar en sesiones largas y continuas puede ser perjudicial para el bienestar de los animales. Es esencial respetar su necesidad de descanso y evitar cualquier práctica que pueda causarles malestar. 

Por tanto, es imprescindible que los técnicos se aseguren de satisfacer las necesidades emocionales y físicas de los animales, proporcionándoles paseos de calidad, contacto con la naturaleza y la oportunidad de socializar con otros miembros de su misma especie. Es habitual que las personas que nos dedicamos a las IAP vivamos y/o trabajemos con más de un perro. De ese modo, creemos importante reconocer las necesidades individuales de cadauno y proporcionarles un entorno y cuidado personalizados (en función de la edad, carácter, raza, história de vida etc). 

Los perros han de ser considerados como parte de la familia del equipo y se les ha de brindar un cuidado integral tanto dentro como fuera del entorno de trabajo. Esto demuestra un compromiso genuino con su bienestar.

Otra señal que nos indicaría un enfoque inadecuado, sería si observamos que los perros son constantemente corregidos o sometidos a métodos de entrenamiento punitivos. Los animales deben disfrutar de su trabajo y sentirse cómodos en todo momento.

Obligar a los animales a interactuar o ser acariciados cuando no lo desean es una clara violación de su bienestar. Es crucial respetar sus necesidades y permitirles expresar su voluntad durante las sesiones.

Forzar a los animales a mantener posiciones incómodas o realizar actividades que les causen molestias es inaceptable. Como profesionales, debemos priorizar el respeto hacia los animales y evitar cualquier acción que los incomode.

Ofrecer servicios gratuitos o a un costo muy bajo puede indicar que se están pasando por alto aspectos importantes del trabajo, como el bienestar animal o la formación adecuada del equipo. De la misma manera, es importante que des del primer momento el equipo establezca al centro donde realizará las sesiones, pautas claras para garantizar el bienestar de los animales durante las sesiones, educando tanto a profesionales como a participantes sobre la importancia de respetar y proteger a los animales involucrados.

Las actividades propuestas han de estar diseñadas para cumplir con los objetivos establecidos y han de ser adecuadas al contexto y las necesidades de los participantes. De ese modo, se establecen objetivos claros para las intervenciones y se revisan periódicamente para asegurar su efectividad y relevancia.

Finalmente quiero añadir que siempre que el centro lo pida, el equipo ha de proporcionar documentación relevante, como certificados veterinarios y seguros de responsabilidad civil, demostrando su compromiso con la seguridad y el bienestar de todos los involucrados.

Al buscar un equipo profesional para intervenciones asistidas con animales, es importante prestar atención tanto a las señales de advertencia como a los signos alentadores, asegurándose de seleccionar un equipo comprometido con prácticas éticas y el bienestar de todos los implicados.

Esperemos que este artículo os haya aproximado un poco mas a las intervenciones asistidas con perros, pero sobretodo a como se puede lograr su realización des de su enfoque ético que vele por una buena praxis, garantizando el bienestar de todxs lxs implicados. 

¡Gracias por leernos!